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jueves, 3 de marzo de 2011

Toulouse

Busco la palabra, lo que siento ahora que ya no está Toulouse: tristeza, añoranza, pena…. No, no encuentro la palabra para definir el recuerdo de su cuerpecito blanco de apenas tres quilos luchando por respirar, luchando por algo desconocido, algo que le impedía estar como siempre había estado, de comer y beber, de esperarme en el recibidor cuando oía mis pasos en la escalera.
Su mirada, siempre atenta y despierta se fue convirtiendo en el reflejo de un hondo pesar que parecía proceder más que de su cuerpo de su alma.
En la mañana de ayer murió. Presagié su fin. Buscaba el frío del suelo y su respiración se hizo aun más difícil. Murió en los mismos brazos que la trajeron a casa, los de mi hijo. Esperó a hacer la última respiración con él. Podría ser casualidad, pero yo siento que no.
Después, una vez todo hubo acabado la enterramos. Fue Guillermo quien cavó un pedacito de tierra para Toulouse. Cuando hubo acabado se quitó los guantes, cogió su cuerpecito y la besó despacio, ritualmente. Me pareció tan hermosa su valentía y falta de escrúpulos, besando cariñosamente la cabecita de nuestra pequeña gata, que creo que la imagen no se me borrará jamás.
Y hoy busco la palabra que define mi sentimiento por ella y por él y entre tantas otras la que se repite más es admiración. Y esta palabra, aún me produce más dolor.

1 comentario:

  1. Era preciosa y afable.
    Sus átomos inmortales ahora tal vez formarán parte de las flores silvestres del camino a la playa,de las abejas,del espino albar...Y si no hay nada despues de la muerte vivirá en nuestra memoria.
    Si lo hay, tengo la seguridad de que estará feliz.Un abrazo**

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