Translate

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Emily Dickinson-Poema 739

Muchas veces pensé que la paz había llegado
cuando la paz estaba muy lejos-
como los náufragos- creen que ven la tierra-
en el centro del mar-

y luchan más débilmente -sólo para probar
tan deshauciadamente como yo-
cuántas ficticias costas-
antes del puerto hay-


Versión de Silvina Ocampo

Emily Dickinson-Massachusetts 1830-1886-

Una mujer que admiro,vivió retirada del mundo desde los treinta años,no se saben con certeza los motivos,aunque se ha especulado mucho sobre ellos.

Tiene una producción poética abundante, aunque en vida publicó poquísimo.
Una voz enigmática y conmovedora.





lunes, 27 de septiembre de 2010

Las cadenas

Romper las cadenas que nos atan, que no nos dejan ser libres, que son el anclaje equivocado de la permanencia y de querer pertenecer, con la convicción de que ese es el lugar...
Las cadenas , esa invisible atadura que nos conduce irremediablemente al cansancio de arrastrarlas sin poder liberarse.
Las cadenas pesan y la mayoría de las veces tenemos la llave para abrir sus cerrojos y no las utilizamos por una extraña razón que revestimos a veces de moralidad, a veces de obligación...o de miedo...
Tenemos la posibilidad de huir, de abrir las puertas y no podemos, nos falta conjugar la iniciativa con el deseo, solamente se tienen fuerzas para aniquilar el sueño, el miedo nos supera.
La llave de nuestra cárcel está en nuestras manos.

sábado, 25 de septiembre de 2010

jueves, 23 de septiembre de 2010

Sólo para tí

Ocupas decenas de instantes cada día
Tormentos y ternuras en dosis infinitas
Y no me canso
Llena estoy de desconciertos y dudas
Pero no de ti, ni de mí
Que culpa tengo de tener un pasado en mi alma
Si mi pasado fueses tú
Iría a encontrarte
Pero eres mi presente y aquí estoy
.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

El poder del miedo

El miedo nos hace vulnerables. Irrumpe en nuestras vidas luciendo diferentes disfraces. La amenaza de enfermar, la amenaza de perder a quien queremos, la amenaza de perder el trabajo, perder, perder, perder...
El miedo atenaza y se adueña de las voluntades. Nos hace tropezar y perder el equilibrio de la confianza. Se pierden los objetivos ante la inseguridad que se instala de forma que una barrera invisible nos cerca y crece como una mala hierba para detener cualquier actitud incauta que pueda saltar el muro.
El miedo priva la libertad y somete y hace someter.
Se mata por miedo, se muere por miedo, se muere de miedo, se ensordece por miedo y se dejan de oir los millones de latidos en pro de la libertad. Se otorga la injustícia por miedo y se atrapa a los justos por miedo a su fuerza.
De repente, surge una extraña solidaridad que crece y crece, se extiende y su energía se expande como cofradías colectivas, y surgen las dictaduras.
Tener miedo no es ser cobarde, se puede ser valiente y sentir miedo, no se siente el miedo necesariamente por cobardía. La cobardía puede ser una gran aliada para la mezquindad. Las crisis, las religiones, la guerra, el hambre... quién maneja los hilos del miedo?
Pender de un hilo como las marionetas
.

martes, 21 de septiembre de 2010

El palito

Siempre lo veía. Era como un incondicional. Pensé si tal vez él faltaba a su cita cuando yo no acudía a la mía, pero eso era imposible de averiguar. También me preguntaba si él me reconocía de otros días cuando nos cruzábamos, o simplemente me veía.
El hombre del palito, como acabé llamándole para mis adentros, recorría varias veces la playa cada mañana. El paso ligero pero tranquilo. Emanaba paz, seguridad. No muy alto, más bien bajito, de pelo en pecho y aspecto agradable, lo que más me llamaba la atención era el palito que siempre acompañaba a su mano. Cada día su paso firme y decidido, y su palito, asido a puño cerrado dejando a la vista dos extremos, cortitos.
Pensé también, en uno de tantos encuentros distantes, si el palito era siempre el mismo o si lo iba cambiando, perdiéndolo, olvidándolo, simplemente tirándolo para recoger otro al día siguiente, pero estaba casi segura de que era el mismo siempre, ya que el porte del hombre no era descuidado, y los extremos del palito, a golpe de vista furtivo, eran siempre del mismo tamaño. Era el mismo palito!
Lo utilizaría para contar las playas andadas? dándole vuelta a cada ida y venida?, haría alguna marca en él? El palito, creo, le hacía compañía, le ayudaba en, ése, su diario ritual benéfico.
El invierno lluvioso y frío, mellaron mi encuentro con el azul del mar, quizá también el suyo. De hecho hacía días que no lo veía, pero no era un dato consciente hasta que lo volví a ver. Fue en el paseo de la playa, sentado en uno de los bancos de madera, me llamó la atención precisamente porque nunca lo había visto de otro modo que no fuera caminando, pero, claro, también podía sentarse. Estaba con una mujer, cogidos de la mano. Recién enamorados tal vez y mirando el mar? Y entonces reparé en que hacía días, bastantes, que no lo veía caminar, y la verdad…, me supo mal por el palito
.

domingo, 19 de septiembre de 2010

El humo ciega tus ojos

La forma del humo que se dibuja en el aire, las formas del rostro que lo exhala,
el humo que volátil, desaparece.
Por fuera plácido, liviano y sutil y casi como de puntillas,
desaparece, dejando solamente el rastro del olor.
Prohibido con polémica, estandarte de algún tiempo de libertad,
el último placer del condenado.
La especulación a su alrededor, las etiquetas mortíferas en sus cajetillas.
Tabaco, papel, filtro, máquina de dar forma al cigarrillo.
Cigarrillo hecho, filtros blancos o rubios,
tabaco negro, suave, mentolado, light, menos light, cien por cien natural.
(antes el emboquillado, todo un lujo) , fumar en pipa o fumar puros.
Toda la industria a su alrededor para acabar en humo y ceniza.
Cantidades de cenizas esparcidas por las calles, las plazas, los bares, las casas.
Miles de ceniceros fuera de los aeropuertos, en todas partes recipientes para depositar "la colilla", o dar un golpecito con el índice para soltar la ceniza y acertar tratándo de "encestar"
en los recipientes habilitados para favorecer su consumo,
y su final.
Canciones dedicadas, llenas de romanticismo "El humo ciega tus ojos" o "Fumando espero",
canciones de humo y copa que acompaña a la desesperación,
que saben a antro y a soledad.
El nombre que se le otorgó "vicio"...
Antaño, una mujer que fumaba, era una artista o era de alta alcurnia, o era una mujer "ligera".
Tabaco inglés, los cartones que "salvaban" la vida a unos cuantos.
El tabaco, lo social, el gesto compartido, la dependencia, la educación al preguntar si molesta.
Modelos para todo gusto y condición.
Calmante en las noches de insomnio.
Qué poder tiene cuando el primer cigarrillo marea y después crea dependencia y más tarde la fuerza de voluntad debe interponerse
.

martes, 7 de septiembre de 2010

Erik Satie-Gnosienne nº 1




Satie (1866-1925) nació y murió en París.Fué un genio y un personaje atípico, admirado por unos pero denostado por muchos.Murió en la miseria, a la que él llamaba "la muchacha de grandes ojos verdes" Y nos dejó composiciones maravillosas como ésta.Prefiero las versiones en piano pero no encontré ninguna de gran calidad con buenas imágenes y no se puede negar que aquí el paisaje es precioso y la ejecucíón impecable.

A disfrutar.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Quien escribiría esto? Me gusta!

" Echar mano de los gestos sencillos, único refugio para paliar la gravedad de los hechos extraordinarios"

La mochila

Que yo hoy cogiese un tren posterior al que suelo coger cada día no tiene importancia. De hecho siempre cojo el tren antes de la hora por si tengo algún contratiempo. Bueno pues hoy me entretuve en casa unos minutos más de lo habitual y cogí el siguiente.
Al entrar al vagón , sobre uno de los asientos vi una mochila . Sola, como olvidada. No había nadie en el vagón, excepto una chica un poco más allá de ese asiento.
Le pregunté si sabía algo, si había visto a alguien quizá ir al baño dejando momentáneamente la mochila sobre el asiento. Dijo no haber visto nada.
Me asomé a la puerta del tren por si pasaba algún empleado de R.E.N.F.E. La chica , implicada, buscaba por el otro extremo del pasillo, también. El tren saldría en pocos minutos, quizá tres o cuatro.
El caso es que abandonar el tren y llevar la mochila a las taquillas de la estación no nos era posible porque corríamos el riesgo seguro de perder ese tren, y en mi caso ya llegaría tarde.
La chica sopesó la mochila. Pesaba. Era grande, de color azul claro .Dijo que le inquietaba hacer el viaje con la mochila . Porqué pregunté yo. Bueno, se oyen tantas cosas.., respondió.
Si, de hecho lo primero que a uno le viene a la cabeza cuando descubre un bulto anónimo en el tren es una bomba, de todos modos yo al 99% estaba segura que sería un descuido, un gran descuido pero no una bomba.
Asomadas las dos al andén , esperando ver pasar a alguien que se responsabilizara del bulto pasamos los siguientes tres minutos. Nada, no aparecía nadie. Los últimos pasajeros ya corrían para coger el tren, a penas faltaban unos segundos.
De repente decidimos dejarla en el anden y confiar que quien la encontrase fuera un poco decente y la entregara en taquilla. Así, en el centro del anden era bien visible . Nosotras seguíamos asomadas, vigilantes.
Entonces y con los bip_bip_ bip del aviso de cierre , vimos correr a los últimos rezagados. Uno de ellos un niño de apenas 10 años, que sudoroso llegó a nuestra puerta. Me extrañó que no subiese al primer vagón a riesgo de perder el tren, pero resultó ser el dueño de la mochila. Se plantó jadeante ante la puerta, con la mano en el pecho a causa de la carrera y agradeciendo con boca , ojos y todo su semblante haber recuperado su bolsa , mientras las puertas se cerraban ante los tres.
Yo no sé si había un guión previo o no, pero sé que hoy, para mi, valió la pena perder el tren.