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martes, 16 de noviembre de 2010

Judías verdes



Sentía el chasquido de las judías partiéndose en dos. Mi madre quitaba primero las dos puntitas de los extremos con las uñas y después una a una las iba partiendo por la mitad. Yo, desde la cama me sentía feliz. Un día de colegio sin colegio. Llenando todos mis sentidos con aquello que pasaba en mi ausencia en un día ordinario.
Me extrañaba la luz de la mañana entrando por el balcón, era raro, diferente, llegaba hasta mi cama y me calentaba y aunque seguramente mi fiebre ya había pasado ni se me ocurría poner un pié afuera..
Mi madre canturreaba… trajinaba, como ella decía, hacía un poco de ruido en la cocina fuera del alcance de mi vista, seguramente fregando los platos. El ruido del agua, fresca sin duda, mezclándose con el jabón hasta hacerlo desaparecer me relajaba, era como oír correr un río fresco a borbotones. Después el cacharro con las judías verdes y las patatas que llevaba a la mesa redonda del comedor donde ella las empezaría a preparar. Primero ponía la radio, justo cuando empezaba Radio Fémina en Radio Reloj de Radio España, con la emisión del consultorio de doña Montserrat Fortuny. Laboratorios Eupartol patrocinaba el programa, pero aunque a mi eso me daba igual , me maravillaba poder oír esas palabras: Eupartol, Radio Reloj, Radio Fémina, las musiquillas pegadizas y las voces maravillosas de los que habitaban en el transistor.
Todo eso y el chasquido de las judías frescas en las manos de mi madre. Me sentía especial por un día, o una mañana tan sólo. Nada más yo recibiendo todas esas sensaciones, el color de la mañana tardía, el olor de las judías al quebrarse, el calorcito del sol en mi almohada …Mis hermanas vendrían al mediodía a comer y pondrían punto y final a mi reinado, llegarían a la hora en que yo hubiese también llegado en un día ordinario y dejaría de ser… una reina de 8 años.

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