Translate

lunes, 13 de enero de 2014

PERPLEJIDAD


Unos  cuantos retazos en mi cabeza. Escenas tomadas de aquí y de allá que me hacen pensar, sentir que la cosa no va.

En el metro de Barcelona, dentro del convoy, el niño sentado junto a su papá no deja de dar pataditas al asiento. El padre parece cansado, ausente. El niño aporrea con sus piernecitas de cinco años la parte baja del asiento y produce un ruido ensordecedor. Todo el mundo lo oye, las miradas asoman por encima de las pantallas de blackberrys y móviles y acusan. Nadie dice nada. El padre ausente.


Sábado tarde. Al tomar una esquina me cruzo con una familia de cuatro miembros. Padres y dos pequeños. Parece que irán de compras, estamos en  rebajas. Apenas unos  segundos de contacto visual y auditivo. La madre dice al hijo: “Tu pórtate bien y esta noche tendrás hamburguesa”

“Pero… de MacDonals?”

Sí, claro!

Bien!!!!

Esa será la recompensa al “buen comportamiento” del nene.


En la residencia de ancianos a la que acudo diariamente para ver a María, la auxiliar riñe a los usuarios por la falta de memoria. Se queja una y otra vez de sus repetidas preguntas, de sus desconfianzas y exigencias.

Ante la situación que la desborda ella va repitiendo para sí: “yo si que no entiendo nada, yo si que no entiendo nada  “. Yo sigo dándole la merienda a mi María y preguntándome si es que a la auxiliar no le han informado de que su trabajo consistía precisamente en cuidar de gente con alzheimer, desmemoriados, dependientes, frágiles.


Días después de Reyes las estadísticas. De los regalos que  la gente recibe un tanto por ciento son devueltos, otro tanto por ciento tirados, otro tanto por ciento revendidos en eBay. Los regalos ya no satisfacen y lo sabemos. Los seguimos haciendo y así aumentamos un poco más nuestro porcentaje de insatisfacción. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario