Vemos a la gente en la calle, en la cola de la caja del
supermercado, en un semáforo, donde sea ...y a veces, a menudo hacemos juicios
inconscientes determinados por el aspecto externo, la expresión de la cara, un
gesto concreto.
Cuando, por casualidad, de una de esas personas anónimas
con la que te cruzas, tienes la oportunidad de ver el interior, cuando te abren la ventanita del
corazón, un nuevo mundo insospechado emerge ante ti dejándote en ocasiones
helado .
Cómo imaginar que esa madura mujer de cara agradable
llevaba sobre sus espaldas toda esa carga, cómo saber cuanto dolor ha sido
capaz de soportar y aún sigue soportando. Qué poco valor tenía apenas hace una
horas esa persona para nosotros. Qué gran valor tiene ahora que conocemos su
interior.
Realmente hay vidas intensas, densas, duras, pero lo que
me impacta de verdad, no es la dureza en sí de esas vidas sinó cómo esas
sencillas personas con las que me cruzo en el supermercado, en la calle e
incluso en mi propia escalera, son capaces de hacerle frente al tiempo que te
regalan una amable sonrisa cuando se
cruzan contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario