El miedo nos hace vulnerables. Irrumpe
en nuestras vidas luciendo diferentes disfraces:
- La amenaza de enfermar.
- La amenaza de perder a quien queremos.
- La amenaza de perder el trabajo.
- Perder, perder, perder.....
El miedo atenaza y se adueña de las
voluntades. Nos hace tropezar y perder el equilibrio de la confianza,
se pierden los objetivos ante la inseguridad que se instala, de forma
que una barrera invisible nos cerca y crece como una mala hierba para
detener cualquier actitud incauta que pueda saltar el muro del miedo.
El miedo priva la libertad , somete y
hace someter.
Se mata por miedo, Se mata de miedo, se
muere ,de miedo, se ensordece por miedo y se dejan de oir los
millones de latidos en pro de la libertad,
Se otorga la injusticia por miedo. Se
atrapa a las personas justas, por miedo a su fuerza.
Cuántas veces surge una extraña
solidaridad, que crece y crece, se extiende y se expande como
cofradías colectivas del miedo y surgen las dictaduras.
Tener miedo, no es ser cobarde, ser
valiente y sentir miedo es posible. No se siente miedo por cobardía.
La cobardía en sí, puede ser una gran aliada de la mezquindad.
Las crisis, las religiones, las
guerras, el hambre. ¿Quién maneja los hilos del miedo que nos hace
pender de un hilo, como las marionetas?.
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